Publicada el 19.09.2023
Conocer un destino antes de llegar nos convierte en visitantes más respetuosos. Así que lo primero es informarse, por ejemplo, de su cultura, historia, gastronomía, economía, espacios naturales protegidos, religión y cuánto pesa en su idiosincrasia. Es buena idea aprender palabras y frases básicas en su idioma.
El equipaje es el primer ejercicio de economía circular que debería acompañar un viaje. La clave: llevar una maleta ligera y con el menor número de envases posible (por ejemplo, jabón en pastilla en vez de en bote) para generar el mínimo de residuos posible en el destino.
Antes de adquirir los billetes valore qué huella dejará con el transporte (tiene menor impacto un autobús que un coche). Averigüe si existe algún alojamiento con un compromiso responsable con el medio ambiente y la comunidad local. Muchos hoteles inciden en reutilizar toallas para ahorrar agua; pero además elija aquellos que cuiden aspectos como el compromiso energético o el consumo de productos de cercanía.
El visitante debería adaptarse a la cultura del destino y dejar de lado los prejuicios. Respetar las costumbres, creencias y normas locales. Además, cuidar que la vestimenta y otros complementos no resulten ostentosos.
Empezando por los restaurantes o cafés que se visiten. Y si se compran recuerdos, que sean fabricados en la zona, que sean artesanos y, si es posible, tengan trazabilidad. Es interesante conocer de antemano los hábitos de regateo.
Es importante no salirse de senderos y seguir las indicaciones de los guías. No dañar el patrimonio arqueológico ni llevarse recuerdos que pertenezcan a estos entornos. No compre productos hechos con plantas o animales en peligro de extinción
La comida rápida genera envases y cubiertos de plástico. Es mejor comprar productos frescos sin embalajes. Intente no consumir botellas de agua de un uso. Lleve una bolsa para la basura y recicle. En el hotel, apague luces y aire acondicionado al salir de la habitación.
Siempre se debe pedir permiso antes de fotografiar a las personas. Al compartir la experiencia, muestre imágenes e historias que sean un homenaje a la gente y los sitios visitados; inspirará a otros visitantes.
Infórmese sobre las normas de protección de animales del destino. Respete su hábitat y no los coja para tomarse fotos. Evite lugares y espectáculos donde se les explote y comunique cualquier indicio de tráfico de especies exóticas o salvajes.
Ningún pueblo es proclive a la prostitución, pero en algunos se practica además la prostitución infantil, que es un delito. Ante sospechas de ilegalidad, denuncie.
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