Publicada el 30.08.2018
Dicen que si no te gusta la cerveza es porque no has encontrado la tuya. Algo parecido a lo que ocurre con el vino. En ambos casos, el consumo nacional se eleva, y también el local. También la producción. Aquí, en León, ya son 8 las empresas de cerveza artesana que innovan y nos ofrecen este manjar de reyes en este #agostocañero. En toda España, cientos de propuestas interesantes riegan la geografía.
De ella se dice que es la bebida más antigua del mundo – al parecer, asirios y egipcios conocían su sabor, o algo similar al que hoy degustamos con fruición-. En España, tierra de vinos y viticultura, se la ha tenido como una hermana menor de la tierra, una hermana pobre, para pobres.
Lo que muchos desconocen es que también ha sido considerada como un objeto de deseo y lujo. Hoy existen más de 200 variedades en el mundo, que estén registradas y conocidas -dicho sea de paso-. Y es que la cerveza artesanal no es un producto único y uniforme, sino el resultado de una serie de procesos y materias primas.
Esta es una de sus grandes diferencias con las cervezas de producción industrial: ellas buscan mantener un sabor y unos matices uniformes, mientras que las cervezas hechas de forma artesanal guardan en sí elementos diferenciales incluso entre partidas de una misma variedad.
Existen registros históricos en forma de cita de grandes historiadores clásicos que afirman que, en las tierras de los íberos y celtíberos, así como la de los lusitanos, las nuestras, se consumía abundantemente un brebaje obtenido de la fermentación de los cereales en los que era rica (y aún lo sigue siendo) esta tierra.
Sin embargo, esta variedad primigenia no estaba fabricada con lúpulo, sino con mirto y romero. O no al menos de forma generalizada.
Sabemos que el lúpulo ha estado presente en nuestra historia gracias a los detalles presentes en la capilla de Nuestra Señora del Camino de la Catedral de León.
Pero no será hasta este último siglo que la presencia de las calizas, con sus suelos permeables y profundos, y la humedad que trajo el regadío, que el lúpulo se convierta en motor de toda una comarca leonesa como es la Ribera del Río Órbigo.
Aquí la Tierra (TVE) pasó por estos campos (ver ahora)
Hoy podemos contemplar las largas hileras de plantaciones de lúpulo, que constituyen el 90% de la producción total nacional. No en vano aquí se conoce como el oro verde.
Además de la importancia económica que su manutención y desarrollo genera para la tierra, está la impronta que deja en nuestra provincia, afianzando la población rural de los pueblos que lo trabajan.
En los últimos años, productores, empresas cerveceras y localidades han comenzado a ver en el lúpulo y la cerveza artesanal, una vía más para atraer desde lo turístico hacia el conocimiento de lo que hay detrás de la producción de buena cerveza.
La cerveza, protagonista del mes más cañero de la Capitalidad Gastronómica 2018 de León (#manjardereyes), nunca fue la bebida de los dioses, pero sí la de los hombres. Hoy ha logrado un hueco en nuestra mesa y un baño al paladar. Por méritos propios.
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